martes, 22 de mayo de 2012

EL PROPOSITO DE LA GRAN TRIBULACION



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Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Fuente:


Mateo, 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Todas aquellas personas que se espantan con el estudio de la profecía, son diestros para citar este versículo como una excusa para no hacerlo. Pero antes en el mismo pasaje, el Señor le había advertido a todo aquel que lee Su palabra profética que la entienda (Mateo, 24:15).

Mateo, 24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

Además, el Apóstol Pablo escribió que los eventos que llevan al final de la era no deberían tomar desprevenidos a los creyentes (1º Tesalonicenses, 5:4) dando por sentado que debemos estar familiarizados con ellos.

1º Tesalonicenses, 5:4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

Puesto que la Biblia no puede contradecirse a sí misma, estos pasajes deben haber estado dirigidos a diferentes públicos. Y ciertamente, un vistazo más detenido revela que tanto el momento implicado como la audiencia en estos dos pasajes de Mateo son diferentes. En Mateo 25:13 el Señor le está hablando solamente a la gente que permanece en la tierra en Su Segunda Venida, mientras que en Mateo 24:15 Él está incluyendo a todas las personas que leerán el pasaje. Y por supuesto, en 1 Tesalonicenses 5:4 Pablo se está dirigiendo a la Iglesia.

Lo que el Señor (Mateo 24:15) y Pablo (1 Tesalonicenses 5:4) están diciendo es que así como no sabremos el momento exacto de las cosas, sí debemos entender la secuencia de los eventos que nos llevan al Día del Señor. Y quizás, ningún evento en esa secuencia ha producido más controversia que el Rapto de la Iglesia, especialmente en lo que se relaciona a la Gran Tribulación.

Me parece a mí que lo primero que debemos hacer al tratar de obedecer la orden del Señor de entender todo esto, es que aclaremos dos cosas: Una, el propósito de la Gran Tribulación, y Dos, la naturaleza de la Iglesia.

El propósito de la Gran Tribulación:

La frase la Gran Tribulación se refiere a un evento específico y no a una condición general. Así como el Señor les advirtió a Sus discípulos que tanto ellos como nosotros experimentaríamos tribulación como una condición general en este mundo (Juan, 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.), Él con toda claridad identificó la Gran Tribulación como que tiene un comienzo y un final específicos. Comenzará cuando la abominación que causa desolación, y que fue predicha por el profeta Daniel, se levante en el Templo (a la mitad de los últimos siete años de la historia) y terminará justo antes del retorno del Señor, tres y medio años después (Daniel, 9:24.27 y Mateo, 24:29-30).

Daniel, 9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Mateo, 24:29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

La profecía de Daniel es evidentemente judía en perspectiva como también lo es la Gran Tribulación. En el Antiguo Testamento se le llama Tiempo de Angustia para Jacob, hasta que el Señor acuñó su nuevo nombre en Mateo 24:21 (porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.), pero es en el Antiguo Testamento en donde su propósito se explica. Específicamente, la explicación la encontramos en Jeremías 30:1-11:

Jeremías, 30:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 30:2 Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. 30:3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán. 30:4 Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. 30:5 Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. 30:6 Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. 30:7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. 30:8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, 30:9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré. 30:10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. 30:11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.

En este pasaje (Jeremías, 30:1-11) se predice ese evento, se explica su propósito, y el momento en que sucede queda claro. Veamos primero el momento. Según el versículo 3 esto se llevará a cabo después que Israel es reunido en la tierra, y el versículo 9 dice que el resultado será que David se convertirá en su Rey otra vez, lo cual es una referencia Mesiánica.

Desde que este pasaje fue escrito, ha habido dos reuniones de Israel en su tierra, pero la primera, que dio inicio en el año 535 a.C., no dio como resultado que David fuera su Rey. De hecho, hasta este día los israelitas no han tenido un rey legítimo del todo desde el año 600 a.C. Tampoco fueron completamente destruidas todas las naciones entonces.

La segunda reunión empezó en el año 1948 d.C. y continúa hasta este día. A pesar de que la población de Israel se mantiene en aumento, también lo hacen las poblaciones judías en todas las naciones en las que fueron esparcidas, y aun hay más judíos fuera de Israel de los que se encuentran en la tierra. Todo eso pronto va a cambiar cuando el Señor llame a Su pueblo a retornar a la Tierra Prometida después de Su victoria en la batalla predicha por Ezequiel.
(
Ezequiel 39:28  la guerra de Gog y Magog, donde Rusia y árabes y muchos otros países irán contra Israel y serán despedazados por Dios).

Y ahora su propósito. "Y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo" (Jeremías 30:11).

La idea es:

a)    que Israel tiene que ser purificado para recibir a su Rey venidero; y
b)   que las naciones que rechazaron al Rey y persiguieron a Su pueblo serán destruidas.

Entonces, el propósito de la Gran Tribulación es doble; disciplinar (purificar) al pueblo de Israel para que esté preparado para recibir al Mesías venidero, y destruir completamente a las naciones en las cuales fue esparcido y que lo rechazaron a Él.

La naturaleza de la iglesia

Según la carta de Pablo a los Efesios, la Iglesia no es ni más ni menos que una nueva raza humana, que sale de entre judíos y gentiles pero que no comparte su destino con ninguno de los dos (Efesios, 2:15-16).

Efesios, 2:15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 2:16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

El problema siempre ha sido que Dios nunca ha podido morar entre Su creación. Nuestros pecados siempre lo han alejado de nosotros. En la cruz Él reconcilió todas las cosas para Sí, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos (Colosenses, 1:19-20).

Colosenses, 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 
1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Esto significa que, por primera vez, Él ahora ya está en paz con Su creación desde la caída del hombre. Él hizo esto al pagar el precio por todos los pecados de la humanidad. Ahora, para cada persona que lo acepte, está disponible un perdón por su comportamiento pasado, presente y futuro, y es gratuito con solo pedirlo.

Al aceptar este perdón cada persona queda calificada, joven o vieja, judía o gentil, buena o mala, para convertirse en una nueva creación (2º Corintios, 5:17)

2º Corintios, 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Cuando lo hacemos, le permitimos a Dios que nos mire como si estuviéramos sin pecado del todo, y de hecho, como si nunca hubiéramos pecado. Eso también requiere que la humanidad sea dividida en tres grupos: Judíos, Gentiles y la Iglesia (1º Corintios, 10:32).

1º Corintios, 10:32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;

Es un asunto crítico que comprendamos la perspectiva de Dios en esto, porque es muy distinta a la nuestra. Para Él, la iglesia no tiene pecado, es santa y pura, y lo ha sido desde la cruz. Cualquier pecado que hayamos cometido como individuos (o que cometeremos) ha sido perdonado y olvidado. Es como si nunca ese pecado hubiera sido cometido (Efesios, 1:4-8).

Efesios, 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 1:5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 1:6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 1:8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,

En la cruz, la Iglesia se convirtió tan pura y santa como el mismo Dios (2º Corintios, 5:21):

2º Corintios, 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Habiendo sido hecha perfecta para siempre (Hebreos, 10:14):

Hebreos, 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Finalmente Dios tiene un pueblo con el que Él puede vivir en paz. Debido a que el Hombre del cielo estuvo de acuerdo en equiparse para la tierra (Jesucristo), las personas de la tierra ahora están equipadas para el cielo.

La naturaleza de la Iglesia es ser como si no tuviera pecado. Como dijo Pablo, somos como una virgen pura (2º Corintios, 11:2):

2 Corintios, 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

Sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa y sin mancha (Efesios, 5:27):

Efesios, 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Nosotros hemos sido lavados de nuestros pecados en la propia sangre del Señor (Apocalipsis, 1:5):

Apocalipsis, 1:5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Recientemente he podido observar un resurgimiento del punto de vista de que no todos los cristianos heredarán la vida eterna con el Señor, sino solamente aquellos que son juzgados dignos por sus obras. Este punto de vista sostiene que mientras que son salvos, algunos creyentes nacidos de nuevo en realidad van a compartir el destino de los incrédulos, y serán lanzados a las tinieblas de fuera y alejados de la presencia del Señor para siempre. Los proponentes de este punto de vista demuestran una ignorancia asombrosa de la Teología del Nuevo Testamento como se ha resumido en los versículos que se han citado aquí.

Ademas, quienes se dejan seducir por este punto de vista ignoran lo que es uno de los pilares fundamentales del Evangelio de Pablo, el cual no le fue revelado por “carne y sangre” sino por el mismísimo Jesucristo:

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

En todo caso, las “buenas obras” son una consecuencia (y no la causa) de la FE, mediante la cual (o sea: la FE es un medio) somos salvos por GRACIA (la verdadera razón por la que somos salvos  por la voluntad que Dios siempre tuvo y tiene de reconciliarse con el hombre).

¿Cuál es el punto?

Primero, al no necesitar de la purificación, ningún propósito se cumple al hacer que la Iglesia pase a través de la Gran Tribulación. Y aun si la purificación fuera necesaria, ¿cómo es que el sufrimiento de una generación de creyentes puede llegar a ser útil para purificar a todas las demás generaciones de creyentes que nos han precedido?.

En el caso de Israel las generaciones desde la cruz están perdidas por haber rechazado al Mesías. La disciplina de la última generación tiene la intención de llevarlos finalmente a esa realización y abrir sus ojos y sus corazones a Jesús para que el remanente del pueblo de Dios pueda ser preservado (Zacarías, 12:10-13).

Zacarías, 12:10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. 12:11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. 12:12 Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí; 12:13 los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí;

Pero todas las generaciones de la Iglesia han muerto en la esperanza de pasar la eternidad con el Señor como la Biblia se los prometió. ¿Es que es solamente nuestra generación la que recibirá esta promesa y luego únicamente después de pasar por la purificación de Israel? Por supuesto que no.

Segundo, el foco de la Gran Tribulación es judío y el foco de Dios parece ser, ya sea Israel o la Iglesia, pero nunca ambos. Esto lo explicó Jacobo en Hechos, 15:12-18 y también Pablo en Romanos, 11:25-27.

Hechos, 15:12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 15:13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. 15:14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15:15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 15:16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, 15:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 15:18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

Romanos, 11:25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 11:26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. 11:27 Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.

Si se adoptan el punto de vista de que la Batalla de Ezequiel, 38 sucede antes de la Gran Tribulación, y nos demos cuenta que uno de los resultados de esa batalla es el de que Israel se vuelva a Dios (Ezequiel, 39:28-29), entonces ustedes sabrán que los días de la iglesia en la tierra terminarán en ese mismo momento. El hecho de que Israel exista de nuevo es una señal importante de que el fin está cerca.

En Resumen

Por supuesto, las Escrituras prometen que la iglesia no estará presente en la Tierra durante la Gran Tribulación, pero lo que se quiere mostrar es lo siguiente:

1) El propósito de la Gran Tribulación es el de disciplinar a Israel y destruir completamente a las naciones que lo maltrataron y que rechazaron al Mesías; y
2)  La Iglesia no tiene necesidad de ser purificada o disciplinada, y por consiguiente nuestra presencia aquí durante ese período estaría en oposición directa a nuestra naturaleza como la ve Dios.

Debido a esto, Dios ha prometido remover a la Iglesia mucho antes de que inicie la Gran Tribulación. En 1º Tesalonicenses, 1:10 y 5:9, Pablo dijo primero que la Iglesia será rescatada de la ira de Dios y luego que la iglesia no está puesta para la ira.

1 Tesalonicenses, 1:10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Tesalonicenses, 5:9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

Ya para Apocalipsis 6 Su ira habrá llegado. La preposición griega traducida ‘de’ en 1 Tesalonicenses 1:10, significa ser librados del tiempo, lugar o de cualquier relación con el evento. La Iglesia será rescatada del tiempo, lugar y de cualquier relación con la ira de Dios. Esta promesa también se había hecho 750 años antes en Isaías, 26:20 y aún está vigente.

Isaías, 26:20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 26:21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.




QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!