domingo, 19 de junio de 2016

LA PENA DE MUERTE Y LA BIBLIA


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Te dejo el video donde predico acerca de este tema (el contenido del video es el mismo que el expuesto mas abajo):





Introducción

Vamos a estar analizando pasajes tanto del AT como del NT y veremos que opina Dios al respecto. En la mayoría de los países desarrollados existe la pena capital para los homicidas intencionales. Quizá el caso más emblemático es el de EEUU. Muchas veces, quienes habitamos en países subdesarrollados vemos esta práctica como inhumana y arbitraria, preguntándonos ¿quién es el hombre para quitar la vida a otro hombre?.

Muchos cristianos todavía se preguntan (yo mismo me lo pregunte alguna vez) si corresponde o no la pena de muerte para todos aquellos que hayan quitado la vida a otra persona. ¿Corresponde o no, en definitiva, la pena de muerte para los homicidas?. ¿Cómo hacemos para conciliar al Dios de perdón y amor redentor que predicamos con la institución de la “pena capital”?.

Desde que nos convertimos en cristianos, la Palabra de Dios (la Biblia) pasa a ser “nuestra ley”, sin importar lo que “las leyes de los hombres” digan respecto al tema en cuestión. Esto no significa que los cristianos tengamos que rebelarnos contra las disposiciones gubernamentales del mundo y los gobiernos. De hecho es un mandato de Dios obedecer a las autoridades de turno, porque las mismas han sido puestas, ya sea para bendición o maldición, por Dios.

1 Pedro, 2:13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 2:14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.

Romanos, 13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 13:2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 

Significa, más bien, que las disposiciones legales estatuidas por los hombres no siempre se alinean con la ley de Dios. Es más, en estos  últimos tiempos está ocurriendo que las leyes de los hombres están directamente en contra de la Palabra de Dios. El profeta Isaías se refiere a esto cuando afirma “a lo malo llaman bueno y a lo bueno malo”.

Isaías, 5:20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 

Por ejemplo, la ley del aborto es una disposición legal de los hombres en clara contraposición con la Palabra de Dios, porque, quieran los hombres o no, se trata lisa y llanamente de un homicidio.

Éxodo, 23:26 No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

Si la Biblia no mencionara nada respecto a la pena de muerte, es decir, si Dios nunca se hubiera expedido, entonces nos podríamos permitir el privilegio de dudar, como cristianos, sobre este tema. Pero, como suele suceder con los temas trascendentales, Dios si ha hablado y muy claramente.

Comenzamos

Los pasajes bíblicos que veremos, tanto del AT como del NT, demuestran claramente que, quien priva de la vida intencionalmente a otra persona debe morir. No castigar con la pena de muerte a los asesinos  contamina la tierra y trae maldición sobre ella. La Palabra de Dios, incluso, distingue entre los homicidas y los asesinos. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros?. La intencionalidad. Homicida es toda aquella persona que mata a otra. Por consiguiente, todos los asesinos son homicidas, pero no todo homicida es un asesino. ¿Qué es lo que convierte a un homicida en un asesino?. La intencionalidad.

Números, 35:33 Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó.

Lo anterior significa que la tierra es limpiada de la sangre derramada solo por la sangre del que la derramo. En el AT, dejar de darle muerte a un homicida, contaminaba y corrompía la tierra. La "contaminación" significa que, dejar de vengar la muerte de la persona inocente, haría que Dios retirara su presencia, bendición y ayuda de la tierra. La santidad y la justicia de Dios exigían que no se dejara impune a ningún homicida.

Génesis, 9:6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

Dios procuro preservar la santidad de la vida humana al refrenar el homicidio en la sociedad y lo hizo de dos maneras:

[1] al recalcar que los seres humanos han sido creados a Su imagen y que la vida de ellos es sagrada para El; y

[2] al instituir la pena capital, ordenando que todo homicida sea castigado con la muerte.

Éxodo, 21:12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá. 21:13 Más el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir. 21:14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

Estos pasajes son interesantísimos ya que distinguen dos tipos de homicidio:

[1] el homicidio accidental o no intencional (Éxodo, 21:12-13); y

[2] el homicidio con alevosía o intencional (Éxodo, 21:14);

El siguiente versículo, incluso, exime de culpabilidad a quien mate en defensa de su propiedad:

Éxodo, 22:2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

En el NT también se reafirma la autoridad de los gobiernos para usar la espada para la pena capital: Hechos, 25:11; Romanos, 13:3-4; Mateo, 26:52.

Hechos, 25:11 Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo [Pablo de Tarso se defiende de quienes lo acusan].

Romanos, 13:3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 13:4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo [Pablo de Tarso habla de los jueces].

Mateo, 26:52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán [Jesucristo, cuando estaba siendo arrestado y Pedro – el Apóstol – saco su espada y corto la oreja de uno de los soldados].

Para los que dicen que la pena de muerte era bíblica solo en tiempos del AT, deberían releer Romanos, 13:4 donde Pablo, hablando de los jueces, dice que estos son servidores de Dios y “llevan la espada” para castigar a los malos, en una clara alusión a la pena de muerte, ya que la “espada” es un arma para matar.
Por su parte, Jesucristo (Mateo, 26:52) dijo que “todos los que tomen espada, a espada perecerán”. En Lucas, 16:16 podemos leer “La ley y los profetas eran hasta Juan [el bautista]”. O sea que los dichos de Jesucristo (y mucho más los de Pablo, que es posterior) pertenecen al NT, donde también, como vemos, aparece mencionada la pena capital.

Homicidas accidentales

¿Qué ocurría en el AT con los “homicidas accidentales”?. Ya adelantamos algo cuando vimos el pasaje de Éxodo, 21:13:

Éxodo, 21:12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá. 21:13 Más el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

Cuando Josué conquisto, por medio de la guerra, la tierra prometida, la única tribu que no recibió herencia de tierra (a la cual no se le asigno porción de tierra alguna) fue la tribu de LEVI, es decir, los levitas, porque su herencia no sería de tierra sino el sacerdocio. No obstante se les dieron a los levitas, dentro de la tierra conquistada, algunas ciudades entre las cuales estaban las llamadas “ciudades de refugio”.

Estas ciudades servían precisamente de refugio para los que hubieran matado a alguien en forma totalmente accidental, para protegerlos del “pariente vengador” del muerto. Algún pariente del muerto podría intentar una venganza. El vengador no podía “tocar” al homicida accidental mientras estuviera en algunas de las ciudades de refugio. El homicida estaba a salvo, pero tenía que permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del sacerdote de dicha ciudad. Por supuesto que todo esto era viable en tanto y en cuanto hubiera quedado claro que el homicida no tuvo, en su momento, la menor intención de matar. Caso contrario, por más que el homicida se hubiera escapado a alguna de estas ciudades de refugio, debía ser entregado por los ancianos y el sacerdote de la ciudad en manos del vengador para su muerte.

Deuteronomio, 19:3 Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida huya allí. 19:4 Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; 19:5 como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá; 19:6 no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente.  19:11 Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades, 19:12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera. 19:13 No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.

Palabras finales

A veces los cristianos tenemos ciertos problemas para terminar de entender la Palabra de Dios. A veces queremos ser mas misericordiosos que Dios y eso, claro está, además de ser imposible es una verdadera afrenta para el único Dios verdadero. Esto nos pasa debido a la influencia que ha tenido en nosotros el llamado “cristianismo humanista”. Pero la Palabra de Dios es clara. A veces, da la sensación de que la Iglesia de Dios no quiere tomar las responsabilidades que Jesucristo le ha delegado. Muchas veces los cristianos no queremos asumir el papel de jueces, diciendo “no somos quienes para juzgar”.

Si sos cristiano y pensas esto, te tengo una mala noticia: sí somos quienes para juzgar, lo que no debemos hacer es condenar, porque para condenar ya esta Satanás con su ministerio de acusación. Pero si somos quienes para juzgar, porque somos hijos de Dios. Juzgar significa “discernir o separar”. Jesucristo no nos prohibió quitar la paja del ojo de nuestro hermano sino que nos recomendó que, antes de hacerlo, quitáramos la viga del nuestro y que, una vez hecho esto, estaríamos en condiciones de reconvenir a nuestros hermanos.

Lucas, 6:41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 6:42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.

Nosotros tenemos autoridad sobre Satanás y sus demonios, es decir, sobre los que verdaderamente gobiernan el mundo. Los cristianos estamos destinados a ser “reyes y sacerdotes” juntamente con Cristo.

Apocalipsis, 1:5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 1:6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. 

¿Y qué hace un rey?. Decreta, ordena, juzga, administra, proclama. Si no somos nosotros lo que estamos en condiciones de decir lo que está bien y lo que está mal, entonces ¿quien esta condiciones?. ¿Los inconversos?. ¿Queres ver donde dice la Biblia que no solo podemos juzgar al mundo sino que, además, se nos adelanta que vamos a juzgar hasta ángeles?. Mira:

1º Corintios, 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?.

¿Esta Satanás especialmente interesado en que ningún país en la tierra aplique la pena de muerte?. La respuesta es sí. Dejar de aplicar la pena de muerte para los homicidas intencionales equivale a no vengar la sangre derramada. Y esto hace que se retire la presencia de Dios, trayendo maldición sobre la tierra. Y maldición es lo que Satanás necesita para permanecer entronizado en el mundo.

Es el pecado del hombre y la desobediencia a Dios lo que mantiene a Satanás en el trono del mundo. Satanás inspira la oposición a la pena de muerte. ¿Lo hace porque es piadoso?. No, lo hace porque basta que Dios diga una cosa para que el diga lo contrario.
2 Corintios, 11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.


QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!!!

Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra – MINISTERIO REY DE GLORIA